La Ecología, fundamento de un nuevo paradigma

Joven practica yoga en Desarrollo Humano y Trascendencia

La práctica de las leyes naturales y divinas es el mejor remedio para la salud individual, social y planetaria

 
Por: Gustavo Ruiz Pereyra, Ph.D.
Se presenta integradamente en este artículo las ideas fundamentales que nos muestran dos singulares pensadores modernos, en dos de sus obras más destacadas: Fritjof Capra, en el Punto Crucial[1] y Serge Raynaud de la Ferrière, en Los Grandes Mensajes[2]. Ambos coinciden en su visión acerca del devenir histórico y cultural de la humanidad, así como en los factores que han dado lugar a la coyuntura presente; coincidiendo, asimismo, en su enfoque para afrontar y superar esta crisis. En su recuento histórico, Capra afirma que la crisis que estamos enfrentando al final de este milenio no es una crisis ordinaria, sino una de las grandes fases de transición que han ocurrido en ciclos previos de la historia de la humanidad. Estas profundas transformaciones culturales, nos dice, no tienen lugar frecuentemente. Lewis Mumford considera que no exceden la media docena, estando entre ellas, indica este autor, la emergencia de la civilización con la invención de la agricultura en los inicios del período neolítico, la emergencia de la Cristiandad a la caída del Imperio Romano y la transición de la Edad Media a la también denominada Edad Científica. La transformación que estamos experimentando en la actualidad, advierte Capra, puede ser, sin embargo, más dramática que cualquiera de las precedentes. Esto se debe a que el ritmo de cambio hoy en día es más rápido que en épocas anteriores, porque los cambios son de un carácter más extensivo, alcanzando a todo el planeta, y porque la transición se da al mismo tiempo en varios aspectos importantes de la evolución cultural de nuestra civilización.  

¿Cuál es la naturaleza de la crisis que afronta la humanidad?

La crisis que afrontamos en la actualidad, es pues una crisis compleja y multidimensional. Ella afecta, nos dice, nuestra salud, nuestro modo de vida, la calidad de nuestro ambiente y de nuestras relaciones sociales, así como nuestra economía, tecnología y política, e incluso alcanza a la experiencia religiosa y espiritual. Es por lo tanto una crisis de dimensión intelectual, moral y espiritual, que por primera vez nos hace enfrentar una amenaza real de extinción de la raza humana y de toda la vida en el planeta.
«Como individuos, como sociedad, como civilización y como ecosistema planetario, estamos llegando a un punto crucial.» Fritjof Capra
Transformaciones culturales de esta magnitud y profundidad, nos indica que no pueden ser obviadas. Después que las civilizaciones han alcanzado su punto de culminación, ellas tienden a declinar. En este punto se evidencia un elemento esencial en este colapso cultural que, según Arnold Toynbee, es la pérdida de la flexibilidad.
“Cuando las estructuras sociales y los modelos de comportamiento se tornan tan rígidos que la sociedad ya no puede adaptarse a los cambios de la evolución cultural, la sociedad se derrumba y se desintegra.” Fritjof Capra

Una civilización que se desintegra

Así, concluye Capra que mientras que las civilizaciones emergentes manifiestan una infinita variedad y versatilidad, aquellas en proceso de desintegración muestran uniformidad y falta de inventiva. La pérdida de flexibilidad en una sociedad que se desintegra es acompañada por una pérdida general de armonía entre sus elementos, lo que inevitablemente conduce al desorden social. Las características que se detallan son tan evidentes en la actualidad, lo cual es descrito elocuentemente por el eminente sabio francés Serge Raynaud de la Ferrière, cuando afirma:
«En suma, cuanto más el individuo y sus agrupaciones se aparten de la ley natural en la elección y el perfeccionamiento de sus condiciones de vida y de evolución, tanto más las sanciones dolorosas, individuales y colectivas, crecerán porque el progreso es una fatalidad y todo aquello que no queremos aprender de buen grado, nos es impuesto a la fuerza por el orden bienhechor de las cosas. Es decir, que los remedios parciales o teóricos (desarme universal, vacunaciones múltiples, etc…) jamás llegarán a refrenar definitivamente el retorno de los flagelos, porque la represión del mal hecha a base de medios artificiales, en un punto dado, no conduciría sino a hacerlo aparecer en otras partes y a transformarse en desgracia mayor, lo que no sucedería si se lo hubiera reprimido en su fuente.» Dr. Serge Raynaud de la Ferrière
 

La creatividad en esta etapa crítica de la evolución de la humanidad

Durante este proceso de desintegración, agrega Capra, el mayor poder de la sociedad -su creatividad- entendida como su capacidad para responder a los retos, no está del todo perdida. Aun cuando la predominante corriente cultural tiende a petrificarse, por aferrarse a ideas fijas y a rígidos patrones de conducta, minorías creativas aparecen en la escena ofreciendo propuestas alternativas a los nuevos retos planteados, y aún soluciones innovadoras a viejos problemas. Sin embargo, el proceso implica severas restriccciones, ya que las instituciones sociales dominantes se rehusarán a ceder sus roles de liderazgo a estas nuevas fuerzas culturales. Pero ellas, nos dice, inevitablemente tenderán a declinar y desintegrarse, y las minorías creativas serán capaces de transformar algunos de los viejos elementos e integrarlos en una nueva configuración. Así, el proceso de evolución cultural continuará, pero en nuevas circunstancias y con nuevos protagonistas. En su visión, Capra considera que en una etapa como la actual, el principal reto que afrontamos es el de prepararnos para la gran transición a la que estamos entrando. Esto requiere, agrega, re-examinar en profundidad las principales premisas y valores de nuestra cultura.
Cortesía de Steve Buissinne destaca la importancia de los patrones naturales.

Una nueva perspectiva ecológica

Un rechazo a aquellos modelos conceptuales que han demostrado su inutilidad, y el reconocimiento de algunos de los valores que fueron descartados en períodos previos de nuestra historia. Un cambio tan sustancial en la mentalidad de la cultura occidental debe, pues, según este autor, estar acompañado, naturalmente, por una profunda modificación de la mayoría de las relaciones sociales y de las formas de organización social. Esta modificación tendrá lugar, debido a cambios que irán más allá de las superficiales medidas de reajuste económico y político que están siendo consideradas por los actuales líderes políticos.
“Los nuevos conceptos en la Física han dado lugar a un profundo cambio en nuestra visión del mundo; desde la concepción mecanicista de Descartes y Newton hasta la visión holística y ecológica actual, una visión que yo encuentro es similar a la de los místicos de todas las edades y tradiciones.” Fritjof
La tesis básica de su libro es que todas las manifestaciones de esta crisis, son diferentes aspectos de una única crisis, y que esta crisis es esencialmente una crisis de percepción. Vivimos en la actualidad en un mundo interconectado globalmente, en el cual los fenómenos biológicos, sicológicos, sociales y ambientales son interdependientes. Para describir este mundo apropiadamente necesitamos una perspectiva ecológica[3]que enfatice la interrelación y la interdependencia, que la visión Cartesiana del mundo, predominante en la actualidad, no nos ofrece. La ecología, concebida aquí, en línea con la concepción de Gregory Bateson, como el entendimiento de las relaciones entre los elementos de los sistemas, lo que él denominaba «el patrón que conecta». Lo que necesitamos, entonces, es lo que Capra y sus seguidores han dado en llamar un «nuevo paradigma», una nueva constelación de conceptos, valores, percepciones y prácticas compartidas por una comunidad, la cual constituye una nueva visión de la realidad.
La yoga y la salud de la humanidad
 

La nueva visión y consciencia ecológica

El paradigma que ha regido el desarrollo de la civilización occidental moderna y que ha influenciado significativamente al resto del mundo, ha prevalecido por varios cientos de años. Este se basa en la creencia de que el método científico era la única forma válida de conocimiento de la realidad (visión Cartesiana), en la visión del universo como un sistema mecánico compuesto de partes fundamentales (Física clásica), la visión de la vida en sociedad como una lucha por la supervivencia (Darwinismo Social), y la creencia en un ilimitado progreso material a ser alcanzado mediante el crecimiento económico y tecnológico. Durante las últimas decadas todos estos valores e ideas han demostrado sus severas limitaciones y necesitan una radical revisión. En la actualidad, considera Capra, que no hay un marco bien establecido, tanto conceptual como institucional, que pueda sustentar la formulación de un nuevo paradigma. Sin embargo, los lineamientos de tal marco ya estan siendo postulados por muchos individuos y comunidades de diversa índole, los cuales están desarrollando nuevos modos de pensamiento y de organización, con base en estos principios. Se requiere ir construyendo una red de conceptos y modelos que se vayan engranando e integrando y, al mismo tiempo, ir desarrollando las correspondientes organizaciones sociales que les den manifestación. El aspecto fundamental de estos conceptos y modelos es que deben ser relevantes para la salud del individuo, de la sociedad y del planeta. En contraste con la visión mecanicista y cartesiana del mundo, la visión del mundo que emerge, con base en los últimos avances de la ciencia moderna, puede ser considerada ecológica. Esto va a dar lugar a un cambio de paradigma, lo que conlleva un cambio profundo de la mentalidad, los conceptos y los valores que forman una visión particular de la realidad: una visión ecológica se fundamenta en la interrelación e interdependencia.  

La razón y la intuición en la evolución de la humanidad

Por tanto, la conciencia ecológica surgirá sólo cuando conjuguemos nuestros conocimientos racionales lineales con la intuición de la naturaleza no lineal de nuestro entorno, y esta sabiduría intuitiva es una característica de las culturas tradicionales; visión que requiere ser puesta en valor. En este aspecto, el mensaje de Raynaud de la Ferriere es cada día mas vigente, cuando señala: La obligación de descubrir, de proclamar y de practicar las leyes naturales (verdad, bondad, unidad, abnegación, trabajo, sobriedad, auto-disciplina) que regulan la conducta intelectual y moral de los hombres quedará, en definitiva, como el único remedio general para alejar todas las miserias humanas y, por consiguiente: el único objeto o fin que se debe ofrecer, como solución a los problemas de cada uno. En una palabra, la buena salud individual y social no puede alcanzarse sino mediante la buena voluntad, cada vez más fuerte, de obedecer las leyes naturales y divinas, es decir: de pensar en obrar en todas las cosas con justicia y con bondad. Pareciera ser que es indispensable replantear una sólida base conceptual y moral que sustente la acción de los seres humanos y de las instituciones, a fin de garantizar una opción de vida para la humanidad más acorde con nuestras aspiraciones de una mejor calidad de vida, tanto en el orden material como en el espiritual.
[1] Capra, F. 1992. El punto crucial. Buenos Aires: Troquel. Capítulo 1 «Cambio de rumbo». [2] Raynaud de la Ferrière, S. 1972. Mexico D.F.: Diana. Cuarto Mensaje, sección «La responsabilidad».
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